lunes, 13 de octubre de 2014

A jugar con agua y arena

¿A quién no le gusta vivir nuevas experiencias y que éstas sean gratificantes y enriquecedoras? A todos nos gusta ¿cierto? Entonces, porque a veces como padres no permitimos a nuestros hijos apreciar sensaciones que en ese momento lo  requieren.
Últimamente, hemos visitado junto al peque algunos parques y lo que más he escuchado son unas voces adultas que dicen constantemente:  ¡No te ensucies! ¡No te mojes! ¡No te guindes! ¡Salte de allí! ¡No juegues con eso! Y pudiera continuar la lista de “regaños”. Como adultos quemamos esta etapa (aunque no creo que haya pasado con todos) y no nos permitimos ser niños de nuevo, ellos en cambio ven aquello como algo nuevo, como un desahogo, ven a otros pequeños hacer algo  y quieren experimentarlo también: revolcarse en la arena, saltar en un charco, mojarse en un chorro, escalar una pared, entre muchas otras cosas inimaginables; no están pendientes de la ropa que llevan puesta o del peligro que supone aquel muro.

Yo sé que como padres muchos pensamientos diferentes a los de nuestros niños pasan por nuestras mentes: me va a costar quitar esa mancha, se va a ensuciar y no tengo cambio de ropa, se va rasgar el pantalón, se me puede enfermar si hace esto o el porrazo que se va a dar va a ser bueno y sabroso. Jamás pensamos en que aquello es importante para su desarrollo a todo nivel, porque lo que para nosotros significa un riesgo o una tontería para ellos es un JUEGO en letras mayúsculas, y como tal, una nueva forma de aprender.   

JUGAR CON ARENA
Indudablemente cuando vamos a la playa tenemos que lidiar con la arena, sé de muchas personas que casi nunca van al mar porque no les gusta la sensación de sentirse “enarenados”,  a mi por el contrario, me encanta sentir todos esos granulitos en mi cuerpo; así que cuando estamos en la ciudad es impensable cruzarse con arena, pero al contrario, cada vez más parques cuentan con este recurso para que los niños no sólo jueguen con los aparatos allí dispuestos sino para que disfruten jugar con de otra manera y los más pequeños también puedan sentirse incluidos. 

A partir del juego con arena, el niño vive el placer de tomar y soltar, ensuciarse, agrupar y dispersar, vaciar y llenar, construir y destruir; todo esto lo he observado no sólo en mi peque sino en los otros niños que se acercan y juegan con él. No se imaginan como llama la atención una cubeta y unas palitas en la arena, así como un poco de agua. Todos los infantes quieren jugar al unísono y hacer lo mismo: llenar y vaciar los envases, apilar la arena y formar montañas, crear figuras con moldes; es decir, ellos utilizan sus esquemas sensoriomotrices para aprender a pensar y crear esquemas de acción, esto es muy importante para su desarrollo ¿no lo creen? Entonces porque no los dejamos revolcarse un poco y punto. 

En caso de que al niño le entre arena en los ojos (suele pasar) ten a mano agua potable y déjala caer suavemente sobre el ojo, también limpia sus manos bien para evitar que se frote en el momento y sacude un poco su ropa. Luego, invítale a jugar de nuevo, jamás debemos reprimirle porque de allí vienen las fobias: el asco a la arena, por ejemplo.
Es importante que no sólo experimente con la arena, sino también con las conchas marinas, las ramitas de los árboles, el agua y los objetos que están cercanos a él, incluyendo las paletas.

 
JUGAR CON AGUA
Otro de los elementos que más tememos los padres es al agua ¿cierto? Muchas veces he escuchado y leído sobre niños que prácticamente se meten en el WC cuando se ven solos y cuando mamá o papá los encuentran, están totalmente empapados. La verdad es que a mí no me ha pasado con el peque pero seguro siempre hay una historia con el agua.

Desde unos pocos años, algunas plazas o lugares públicos han dispuesto fuentes o chorros de agua para que las personas no sólo puedan admirar el juego de luces y movimientos, sino para que también puedan refrescarse, pero a mi parecer, estos sitios se diseñaron especialmente para el disfrute de los más chicos.

Hace poco pasamos por un lugar de disfrute familiar y ya estaba comenzando a caer la noche, como el parque estaba a reventar decidimos acercarnos a las fuentes que estaban allí dispuestas y que casi nadie hacia caso de ellas. Lo primero que hicimos fue quitarle los zapatos y los calcetines al niño para que pudiera tocar el agua con las manos y los pies, jamás imaginamos que en algún momento pudiera zambullirse en el chorro de agua con una total sonrisa. Su gozo era inexplicable.

Las personas se acercaban sólo a verlo disfrutar ese momento, jugar con el agua (yo creo que en realidad sentían envidia, en el buen sentido de la palabra), los niños que andaban con sus padres querían hacer lo mismo pero que va, no los dejaban sino apenas tocarla de lejitos para que no se mojaran más de la cuenta. Nos veían como extraterrestres porque el peque estaba totalmente empapado, pero lo más importante era su cara de gozo. 


Al estar en contacto con el agua es muy importante sentir ese fluir constante, su estado líquido, impregnarse de ella, en este caso ver y sentir como sube y baja, como se siente cuando es manipulada por el cuerpo, sobre todo por las manos y los pies; esto realmente favorece la autonomía en el niño. 

Además, este acercamiento propicia el establecimiento de vínculos afectivos con ella, el agua se transforma en fuente de placer. Este juego despierta los sentidos y nos muestra un mundo de sensaciones, pues ¿quién no disfruta zambullirse, mojarse, chapotear?

La próxima vez que salgas con tu peque, recuerda llevar una toalla y ropa seca para cambiar al niño o niña al finalizar la actividad (sea cual fuere, es preferible cargar con eso a privarle de gratas experiencias). En este caso, se valora el agua como fuente de bienestar personal y recurso natural indispensable para la vida. 

En conclusión: a jugar con agua y arena… sin miedo a nada



6 comentarios:

  1. Que hermoso post! Merece mucha difusión. Mis hijos van a la playa y juegan más con arena que en la misma playa. Es enriquecedor!
    Bendiciones

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    1. Muchas gracias por tus palabras Ivonne... es realmente necesario que se publiquen post como estos, escritos por madres como nosotras, que vemos y sentimos de cerca la experiencias de nuestros hijos para luego plasmarlas y compartirlas con otras madres, porque creo que hace falta mayor sensibilidad para con las vivencias de nuestros niños. Hoy justamente una compañera de trabajo me contaba algo similar: el sólo hecho de saltar en un charco provocó que una madre entrara en furia y le diera unas palmadas por las piernas a su pequeña; estas cosas no deben pasar, lo que sí debe suceder es que vivan ese momento. Lo demás queda en segundo plano. Abrazos...

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  2. Hace poco fui con los niños al museo de los niños de Madison (donde vivimos ahora) y hay una cuarto que es solo de agua con fuentes a la altura de niños de un años y Amelia no quería salir de este :)... asi que lo que cuentas aqui, es asi!!

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    1. Fenomenal que tus niños hayan podido disfrutar al máximo de estas atracciones, que les permiten explorar y conocer un poco más de la naturaleza a través de las sensaciones que se pueden vivir a través de ella.

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  3. La verdad es preferible que se ensucien, se mojen, se arrastren pero que experimenten el mundo, que descubran, que jueguen, que se apropien de su realidad y puedan acumular todas las sensaciones y el disfrute que merecen

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    1. Así mismo es, siempre he sido partidaria que explorando es como se aprende y se conoce el mundo. Gracias por visitarme...

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