En alguna ocasión les he contado que soy ovolactovegetariana desde hace siete años (la verdad es que consumo pocos lácteos y huevos), y también lo fui durante mi embarazo, sintiéndome en todo momento maravillosamente, en este enlace pueden leer el post.
Desde
que conocí a mi esposo, más o menos en la época en la que yo estaba comenzando
con esto de no consumir carnes, puedo decir que él me acompañó en todo momento
y hasta se volvió vegetariano también, lo que produjo que se librara en aquel
entonces de una gastritis severa (con úlceras incluidas) y bajando un poco de
peso que había acumulado por el pésimo horario laboral que tenía en aquellos
tiempos.
Cada
vez que se realizaba una endoscopia los doctores le decían lo mismo: ser
vegetariano te salvó el pellejo viejo, y tengo que decirles que hace como dos
años y medio a su padre le diagnosticaron cáncer de colon y fue operado y
tratado a tiempo, así que mi esposo tiene que cuidarse mucho, como verán.
Para
cuando quedé embarazada, mi chico y yo teníamos casi cinco años siendo
vegetarianos, quiero decir que no habían restos de carne por algún lado en
nuestros organismos, y la verdad no sé si esto influya genéticamente o no, pero
desde que mi niño comenzó a comer sólidos a los seis meses de edad, pues
detesta cualquier tipo de carnes.
Sus
respectivas abuelas le hacían sopas licuadas con carne o pollo, y claro que las
consumía, pero cuando intentaban darle pedacitos sólidos él se escabullía, o
cuando encontraba pedacitos dentro de la sopa, enseguida se los sacaba de la
boca. Siempre ha preferido los vegetales y frutas, de eso no hay duda.
Desde
hace tres meses aproximadamente vivimos lejos de la familia y nosotros seguimos
siendo vegetarianos, así que se podrán imaginar que yo no cocino carnes (la
verdad es que no puedo, hay algo moral en mí que no me deja), créanme que
contra mi voluntad lo hice dos veces durante nuestra estancia en nuestro nuevo
hogar, la primera vez pollo y la otra carne, todo por el peque, pero los
intentos fueron fallidos, ni escondido en la comida quiso tragar lo que estaba
probando y hacia fuera del plato quedaron mis intentos. Así que no lo intento
más.
Si
hiervo alguna verdura o vegetal o lo cocino al vapor y sueltan algún líquido,
pues lo aprovecho para complementar esto en nuestras comidas y aprovecho hasta
las cáscaras para hacer bebidas o caratos; la mayoría de la gente cree que ser vegetariano es comer como conejos (pura lechuga), que equivocados están, hay tanta variedad de alimentos y platos por hacer que ni se imaginan.
Desde mi embarazo he leído en un montón de artículos que señalan que los
hijos siempre comerán lo que su madre consumió durante el embarazo y el período
de lactancia, es decir, si tuviste una alimentación chatarra, por así decirlo, o si consumiste muchas carnes, ellos también preferirán este tipo de alimentación, así que cada vez estoy más convencida de que
mi hijo es vegetariano igual que nosotros.
¿Qué
si me preocupa que no consuma carnes? No. Aún con sus dos años toma teta y
consume alimentos sanos y frescos (espinacas, frutas variadas, granos,
brócolis, plátanos, entre muchos otros alimentos que vamos incorporando
cotidianamente), preocupada estaría si consumiera productos empacados y
congelados, frituras y cajitas felices, tal como he visto en muchas ocasiones.
Cuando
vamos a visitar amigos y le ofrecen comida (incluyendo carne), él las prueba
pero enseguida van para afuera, creo que su paladar no tolera la carne, así que
nunca vamos a obligarle si él no quiere. Será su decisión con el transcurrir
del tiempo (ya sea en la niñez, adolescencia o adultez).
Esto
me hace recordar que alguna vez conocí a una instructora de yoga que nos contó
a mi esposo y a mi, que durante sus veintes le entró una especie de rebeldía y
se volvió carnívora (en el buen sentido de la palabra), toda su familia era
vegetariana y ella lo era desde niña también. Así estuvo un tiempo hasta que se
dio cuenta que no era su forma de vivir, que había perdido algo de su esencia y volvió a sus raíces.
Yo
siempre he creído que he sido vegetariana desde mi infancia, sólo que mi
familia me obligaba a consumir carnes, hasta que mi cuerpo dijo basta y desde
el primer día me sentí liberada, no pueden imaginar como realmente me sentí. Créanme que sé como es esto de sentirse obligado a comer algo
que no quieres, siempre recuerdo que fui de “mal comer”, el plato se enfriaba
en la mesa de tanto tiempo yo estar viendo algo que no quería probar y así
pasaron muchos años, así que no quiero que el peque pase por esto.
Poco
a poco, vamos incorporando alimentos, formas, colores y lo incentivamos de
buena manera a comer. El mismo pide su comida cuando tiene hambre, nosotros no le
imponemos horarios estrictos. De
más está decirles que mi niño es súper saludable, con buena contextura corporal
y su peso está dentro de los percentiles que los pediatras utilizan, así que
nada por lo cual preocuparse.
Hace
poco conseguí un artículo que señala la postura de la Asociación Americana de
Dietética con respecto al vegetarianismo: “las dietas vegetarianas
adecuadamente planificadas, incluidas las dietas totalmente vegetarianas o
veganas, son saludables, nutricionalmente adecuadas, y pueden proporcionar
beneficios para la salud en la prevención y en el tratamiento de ciertas
enfermedades. Las dietas vegetarianas bien planificadas son apropiadas para
todas las etapas del ciclo vital, incluido el embarazo, la lactancia, la
infancia, la niñez y la adolescencia, así como para los atletas”. American
Dietetic Association. Vegetarian Diets. J Am Diet Assoc. 2009; 109:1266-1282
Por
su parte, el doctor Neal Barnard, del Comité de Médicos por una Medicina
Responsable, revela que “"Las dietas veganas proporcionan una nutrición
excelente para todas las etapas de la infancia, desde el nacimiento hasta la
adolescencia. De hecho, los niños vegetarianos crecen más esbeltos y sanos y
vivirán más que sus semejantes que comen carne. Criar a un niño con una dieta
vegetal bien equilibrada representa uno de los mejores regalos que se les podrá
dar jamás.” La verdad es que esto me alegra un montón, no saben cuánto.
Mientras
tanto nosotros seguiremos respetando sus ritmos en cuanto a los sabores nuevos,
el tiempo nos dirá a la larga si mi hijo es vegetariano o no, porque a la final
esto es decisión de cada persona, nosotros jamás vamos a obligarle.
Si
estás interesad@ en temas sobre el vegetarianismo, estas páginas son de gran
ayuda, sobre todo para las mujeres o familias que quieren quedar embarazados y
no saben como afrontar la situación, porque sé que además de las dudas que
surgen también está la presión de la sociedad.
Me encantaría tener este libro en mis manos (sería feliz leyéndolo) |
INTERESANTE!! yo como te he escrito en varias oportunidades... me gusta mucho la carne, le he dicho a mi esposos -tengo los genes de las cavernas cuando cazábamos y comíamos los animales crudos-, aunque no me gustan crudos asi que soy de cuando aprendimos a usar el fuego en adelante.... ja ja Ahora en serio cada quien es libre de decidir que comer. Mi esposo y yo hablamos hace poco de comer mas sano por ejemplo sin azúcar añadida y menos blanco y mas integral :) el no come mucha carne, yo la seguiré comiendo como hasta ahora con gusto pero con moderación :)
ResponderEliminarUn beso muy grande a los tres :)
Si, ya se que te gusta bastante la carne y es bueno los hábitos que has venido adoptando desde tu mudanza. Por acá seguiremos vegetarianos, sólo que nuestro peque aún es una incertidumbre y todo será decisión de él. Seguiremos ofreciéndole carne cada vez que podamos, será cuestión de si la acepta alguna vez o no... abrazos!!
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