Estoy embarazada y soy vegetariana ¿qué hago?

¿El doctor no te dijo nada? ¿no te cambió el régimen de alimentación? ¿Cómo es posible? Imagino que te mandó un montón de suplementos vitamínicos ¿no? ¿Sabes muy bien lo importante que son las proteínas animales para traer un bebé sano al mundo? No lo puedo creer ¿y entonces qué vas a comer ahora? Estas y muchas otras preguntas surgieron en mi familia y en mis conocidos cuando se enteraron de que yo estaba embarazada.

A pesar de la presión que continuamente sentí durante los nueve meses para que mi comida estuviera acompañada de algún trozo de carne de cualquier tipo, nunca cedí, realmente nunca me provocó bocado alguno, eso quiere decir que no tenía ninguna deficiencia en materia proteínica. 

Desde hace cinco años soy ovolactovegetariana, consumiendo pocas cantidades de productos lácteos y huevos, no iba a permitir que todo ese tiempo se fuera así como si nada, así que encontré un punto de equilibrio y la verdad es que ser vegetariana me dio muchas ventajas durante todo mi embarazo. Te mencionaré algunos beneficios que yo pude gozar:

* Desde que me volví vegetariana se acabaron mis problemas para ir al baño y en el embarazo jamás sufrí de estreñimiento. Envidiable ¿cierto?

* Luego de las comidas, jamás me sentí pesada o sin ánimo, y mucho menos con sueño.

* Los vegetales y sobre todo las frutas son aliados para mantener la flexibilidad en el cuerpo, por eso siempre me sentí súper liviana y libre de hacer muchos movimientos; incluso practiqué un poco de yoga.

* Jamás se me hincharon los pies o las manos, sólo los últimos días, recuerdo que en un examen rutinario del trabajo al que todos debíamos asistir el doctor me dijo, tus valores están muy bien sólo te veo un poco pasada de peso, a lo que yo contesté: ¡Claro! Estoy embarazada de seis meses.

* Mis niveles de colesterol, trigicléridos, ácido úrico, entre otros siempre se mantuvieron intactos. Incluso, algunos de mis compañeros de oficina les mandaron régimen alimentario o hacerse otro tipo de exámenes y yo salí airosa.

* Sólo aumenté 11 kilos, pensé que por la herencia genética iba a aumentar un poco más de peso por lo que compré al inicio del embarazo pantalones de tallas grandes que a la final nunca usé porque me quedaban demasiado grandes.

* Tuve un embarazo muy activo, cero cansancios. Hice muchas actividades prenatales durante ese tiempo a la par de mis obligaciones laborales.

* Jamás tuve problemas estomacales, nada de vómitos o nauseas, o que me cayó mal esto o aquello, y además, presenté poca acidez.

* No viví llena de gases, sólo lo normal… de vez en cuando.

De verdad, y no es por presumir, a mi me encantó estar encinta, incluso a veces olvidaba que tenía una barriguita porque me sentía igual que siempre: Genial!!!

Con todo esto no estoy diciendo que te vuelvas vegetariana porque eso es un proceso que nace de la voluntad de uno; personalmente a mi nunca me gustó la carne de ningún tipo, la comía por obligación hasta que dije basta; lo único que realmente pasaba era el pescado pero no fue difícil renunciar. 

He conocido parejas o mujeres que eran vegetarianas y cuando quedaron en estado dejaron atrás los años que habían cultivado la buena salud en su organismo por la presión de sus familias, porque creen que están haciendo lo correcto o porque el médico les obliga. Que gran error cometen.

Lo importante en todo esto es que la mujer sea vegetariana o no, esté consciente de que antes de quedar embarazada su cuerpo esté realmente preparado para llevar a cabo este proceso, si no está segura de ello, es decir, es propensa a sufrir anemias u otros desajustes en el organismo, es necesario chequearse primero y hacerse exámenes rutinarios.  

La alimentación es fundamental durante esta etapa, por ello te diré qué cosas debes comer regularmente durante estos nueve meses y luego también, porque la lactancia igual de importante. 

- Granos variados (todos son muy buena fuente de proteína) por lo menos tres veces a la semana. Siempre es bueno rotarlos para no aburrirse de comer siempre el mismo tipo.

- Germinados de diferentes tipos como la alfalfa (están cargadas de un 55% de contenido de proteínas).

- Hongos o Champiñones (proteínas por doquier)

- Vegetales verdes como la espinaca, guisantes, brócoli y todo lo que usted vea con una tonalidad verde oscura, porque además son buena fuente de clorofila. 

- Cereales de diferentes variedades (avena, trigo, maíz, cuscús, quinoa, cebada)

- Semillas de variados tipos en pequeñas cantidades para no causar futuras alergias en el bebé (almendras, nueces, alpiste, merey, ajonjolí o sésamo, girasol, entre otras)

- Soya y tofu

- Leches vegetales (almendras, soya, coco) además, son bastantes fáciles de preparar

- Algas marinas

- Las frutas también tienen su valor en proteínas, así que son muy buenas consumirlas regularmente. 

Variando menús con este tipo de alimentos se puede tener un embarazo ideal, complementado con los suplementos vitamínicos que siempre receta el médico cuando llega el momento. Así que ya sabes, si eres vegetariana o estás en vías de serlo, no debes cambiar tu forma de alimentación, hay que ser inteligente y conocer el valor nutritivo de lo que consumimos.