Actividades sensoriales para niños de un año

Como saben, me encanta hacer actividades con el peque que le permitan explorar, utilizando sus cinco sentidos, por eso siempre estoy en la búsqueda de dinámicas propias para su edad y que le brinden no sólo algo de aprendizaje sino también algo de diversión.

En el transcurso de este mes, hemos hecho algunas cosas interesantes, que les comparto a continuación: 

1. Jugar con espuma de afeitar: Sólo necesitas un envase plástico suficientemente grande para rociar el producto y de esta manera, el niño o niña pueda introducir sus manos (y sus pies también si quiere) con total libertad. Igualmente, buscamos colorante vegetal (teníamos sólo rojo) y untamos unas gotitas, así mi Copi pudo no sólo sentir lo espumoso y suave de la crema en sus manos y brazos, sino que moviendo la espuma junto con el colorante pudimos ver como se fusionaba el blanco con el rojo y se formaba un bonito color rosado. Definitivamente, una excelente manera de aprender colores y de experimentar texturas. 

Una última recomendación, debes estar alerta de que no se quiera llevar la espuma a la boca, en nuestro caso, nunca se le ocurrió querer probar la mezcla, pero puede ser que a otro niño si le llame la atención. Como ya debes saber, la espuma es muy fácil de lavar, así que no hay mayor problema a la hora de ensuciar.

2. Jugar con masa para moldear: o como se le conoce popularmente, Play Dough, la hicimos en casa, lo cual nos salió bien económico. Aquí te dejo la preparación, que es bien fácil por cierto:

Dos (2) tazas de harina de trigo

Una (1) taza de sal

Dos (2) cucharadas de aceite vegetal (en mi caso, usé de maíz)

Colorante vegetal de los colores que tengas a mano (yo utilicé verde)

Sólo tienes que mezclar en un recipiente la harina, la sal y el aceite. Si vas a utilizar más de un color, sólo debes separar la mezcla en bolitas del tamaño de un puño y rociar las gotitas de colorante, eso sí, lo amasas bien para que quede uniforme el color. Listo, a jugar y probar nuevas texturas se ha dicho.

En nuestro caso, no teníamos moldes pero utilizamos las manos y pies de mi peque para hacer figuras. Luego, los dejamos secar por un día en la ventana y las guardamos de recuerdo.

Al terminar de jugar, la guardé en un envase pequeño con tapa, verificando que quedara bien sellado y la verdad es que nos duró muchísimos días más, así que la mezcla es perfecta, si quieres intentarlo.

3. Jugar con palitos de madera y colador de pasta: quién diría que el pasador que utilizo día a día en la cocina con los vegetales y pastas le iba a generar gran poder de concentración a mi hijo. Tenía en casa unos palillos con punta chata y la verdad es que probé yo primero, ofreciéndole a mi niño si quería jugar, enseguida aceptó: sólo se trata de introducir las varetas por cada orificio.  

Un ejercicio ideal para desarrollar la motricidad fina. Yo recomiendo que se realice después de los 18 meses, porque antes de esta etapa no mostrará interés alguno en la actividad. Esto también puede hacerse con niños de dos años, a partir de los tres podemos hacerlos con pabilos para que pase el hilo por el orificio y el desafío sea aún mayor.

4. Jugar con cajas de cartón: tuve que comprar durante algunos días medicinas de todo tipo, entre otras cosas que venían en caja porque iba a viajar y las recogí en una bolsa grande. 

Mi peque al llegar del cole lo primero que hizo fue agarrar la bolsa y sacar todas las cajas, que eran diferentes unas de otras (aplanadas, largas, grandes, pequeñas) y comenzó a jugar con ellas ¿Cómo? Armando torres, guardando las pequeñas dentro de las grandes, abriendo y cerrando cajas. 

En sí, la próxima vez que compren el supermercado o en la farmacia, no desechen rápidamente las cajas, pueden ser de mucho provecho para el desarrollo motor de nuestros pequeños. La imaginación no tiene precio. 

Espero que puedan experimentar con sus niños algunos de estos juegos sencillos pero de mucho valor para el aprendizaje de ellos. Mientras tanto, nosotros seguiremos buscando otras formas divertidas de seguir aprendiendo.