Fuente: Pinterest |
¡Oh! Nunca pensé que fuera a escribir este post, pero sí... desde hace tres meses el peque y yo estamos el uno para el otro en este mundo porque papá tuvo que tomar una oportunidad de las que presentan una vez en la vida y se trasladó fuera del país para cumplir con obligaciones laborales; así que he tenido que vivir en carne propia lo que significa ser madre "soltera", aunque yo realmente no lo sea.
Déjenme decirles que no es nada fácil y me siento tal cual como la imagen que ilustra el post, pero ha sido todo un aprendizaje y lo valoro un montón, porque durante este tiempo se me han presentado un sinnúmero de situaciones que he sobrellevado muy bien, no sólo en materia de maternidad sino también en el área del hogar (pues sí, he tenido que vestir el traje de plomare unas cuantas veces), hacer un master en asuntos financieros y trámites engorrosos que te hacen salir de casa desde las cuatro de la mañana incluso.
Así ha sido mi vida en estos tres últimos meses, nada de ejercicios físicos, pero con todas las diligencias de casa y el peque me basta y sobra por ahora, así que ni un sólo gramo he engordado, un terrible cansancio que no se pasa ni con un leve sueño porque además casi no duermo, pregúntenme porqué y no sabré responder, el almuerzo está casi fuera de mi alcance y el apetito se ha ido casi por completo, un ir y venir todo el tiempo, y bueno para que seguir...
Si les soy sincera, pedí mis vacaciones en el trabajo porque sabía que con tantos trámites por hacer no iba a poder compaginar las dos cosas, eso sí me levantaba aún más temprano que cuando iba a laborar debido a que estas diligencias en mi país se hacen desde la madrugada y sino pierdes el turno. Así que se imaginarán como estaba mi cuerpo a la hora de buscar al peque a la guardería, a eso de las 4 pm.
He sacado fuerzas de donde no he tenido para llegar a las nueve de la noche despierta, cuando mis ojos a las 6.30pm ya se están cerrando solos y mis lágrimas caen con cada bostezo que doy, pero allí estoy en pie de lucha porque no puedo dejar al peque solo, estamos él y yo solos en casa, no hay nadie más. Los abuelos están en sus hogares descansando y me ayudan gustosamente cuando les pego un grito o tengo que salir de madrugada, cuando me toca que salir del trabajo después de las 4.30 pm y no lo puedo ir a recoger al Maternal, cuando realmente ya no puedo más.
Muchas son las actividades que hemos hecho juntos, por ejemplo, mientras yo cocino lo pongo a hacer masitas con algunos de los ingredientes que yo utilizo o se pone a jugar con los envases, aquí hay otro post que te puede ilustrar sobre lo que hablo, entre otras cosas que venimos realizando juntos. Otras veces, estoy tan cansada que sólo llego a recostarme mientras él brinca encima de mi como si yo fuese parte del colchón para que juegue con él.
La mayoría de las veces nos acostamos a dormir a las nueve en punto, pero en ocasiones él no tiene sueño mientras yo me duermo estando aún de pie, así que le hablo seriamente y le digo que mamá quiere dormir, así que mientras el sueño termina de vencerme puedo observar con mis ojos entreabiertos como él se queda jugando en la oscuridad con sus manos y pies hasta que cae en los brazos de Morfeo, otras veces me toma de la mano y nos quedamos rendidos.
Para él tampoco ha sido nada fácil asimilar todo esto, que papá no esté físicamente y que sólo lo vea por el móvil casi todos los días. Algunas veces quiere hablar con él, otras no lo quiere ni ver y de vez en cuando llora y llora de celos para que yo cuelgue la llamada, así que lo comprendo totalmente y trato de abarcar todo lo que papá y yo le brindábamos juntos.
Me ha tocado hasta matar bichos en la puerta de entrada de la casa con el niño en brazos porque le da miedo (y a mi también), mis reflejos se han afinado y mi fuerza física ha aumentado un poco más, lo sé por cosas que hemos vivido, como que he llegado a sostenerlo antes de que pegue la cabeza del piso o cuántas bolsas puedo llegar a cargar con el peque sobre mi cuando no quiere caminar y estamos camino a casa del mercado.
Nunca más en estos tres meses he tenido un momento a solas, he dejado de salir a muchas invitaciones de diferente índole porque no puedo llevarlo, la casa pulcra pulcra no está porque con él es obvio que no puedo limpiar, me sabotea parte del trabajo, tengo que cambiar las sábanas de la cama con él encima del colchón, darle parte de su ropa para que me ayude a colgarla en el tendedero y atender a Maya junto a él, definitivamente es mi pollito, siempre detrás de mamá, así que la paciencia la he tenido que aumentar a mil aunque a veces mi organismo está tan desgastado que quisiera llorar y gritar, o sencillamente estar a solas.
No crean que esta situación se extenderá por mucho tiempo más, ya el tiempo está próximo a vencerse y volveremos a ser tres, nuevamente estaremos con papá, sólo que esta vez nosotros nos trasladaremos hacia donde él está y tendremos que empezar a adaptarnos de cero el peque y yo, pero estoy muy ansiosa de ese reencuentro y que nuestra vida vuelva a la normalidad.
Quiero terminar diciendo que admiro profundamente a las madres que han llevado su maternidad sin acompañantes, la verdad es que muy muy difícil trabajar, llevar las riendas de un hogar y criar a uno, dos o tres niños, me quito el sombrero ante su presencia y la verdad es que hay muchas por este camino, así que les extiendo un abrazo enorme y mis felicitaciones por todo el esfuerzo que hacen día a día, porque la verdad es que no hay tiempo para llorar, lamentarse o quejarse, pues hay un futuro que forjar.
Para él tampoco ha sido nada fácil asimilar todo esto, que papá no esté físicamente y que sólo lo vea por el móvil casi todos los días. Algunas veces quiere hablar con él, otras no lo quiere ni ver y de vez en cuando llora y llora de celos para que yo cuelgue la llamada, así que lo comprendo totalmente y trato de abarcar todo lo que papá y yo le brindábamos juntos.
Me ha tocado hasta matar bichos en la puerta de entrada de la casa con el niño en brazos porque le da miedo (y a mi también), mis reflejos se han afinado y mi fuerza física ha aumentado un poco más, lo sé por cosas que hemos vivido, como que he llegado a sostenerlo antes de que pegue la cabeza del piso o cuántas bolsas puedo llegar a cargar con el peque sobre mi cuando no quiere caminar y estamos camino a casa del mercado.
Nunca más en estos tres meses he tenido un momento a solas, he dejado de salir a muchas invitaciones de diferente índole porque no puedo llevarlo, la casa pulcra pulcra no está porque con él es obvio que no puedo limpiar, me sabotea parte del trabajo, tengo que cambiar las sábanas de la cama con él encima del colchón, darle parte de su ropa para que me ayude a colgarla en el tendedero y atender a Maya junto a él, definitivamente es mi pollito, siempre detrás de mamá, así que la paciencia la he tenido que aumentar a mil aunque a veces mi organismo está tan desgastado que quisiera llorar y gritar, o sencillamente estar a solas.
No crean que esta situación se extenderá por mucho tiempo más, ya el tiempo está próximo a vencerse y volveremos a ser tres, nuevamente estaremos con papá, sólo que esta vez nosotros nos trasladaremos hacia donde él está y tendremos que empezar a adaptarnos de cero el peque y yo, pero estoy muy ansiosa de ese reencuentro y que nuestra vida vuelva a la normalidad.
Quiero terminar diciendo que admiro profundamente a las madres que han llevado su maternidad sin acompañantes, la verdad es que muy muy difícil trabajar, llevar las riendas de un hogar y criar a uno, dos o tres niños, me quito el sombrero ante su presencia y la verdad es que hay muchas por este camino, así que les extiendo un abrazo enorme y mis felicitaciones por todo el esfuerzo que hacen día a día, porque la verdad es que no hay tiempo para llorar, lamentarse o quejarse, pues hay un futuro que forjar.
Fuerza Merlin A!! yo muchas veces me quede sola con las crías, los primeros meses aquí es un ejemplo (fue un poco mas de un mes sola con los 4 en un país diferente) Me dolía la médula literalmente hablando (dolor que nunca había sentido) pero me daba animo diciendo esto es temporal, así que como dices tu admiro a las madres solteras que a diferencia no tienen fecha limite para su situación. un BESO MUY GRANDE Y MUCHAS FUERZAS...
ResponderEliminarGracias Andre por tus palabras!!! La verdad es que publicar esto y que ustedes me den ánimo me levanta mucho más las ganas de seguir adelante. Sé que estuviste también sola con los cuatro niños un tiempo e imagino que fue incluso más difícil de lo que yo estoy pasando pero gracias a Dios ya Ale está contigo y pueden compartir las responsabilidades en todo sentido. Abrazos!!!
EliminarSé que es difícil, mi esposo viaja por trabajo y es muy pesado llevar todo tú sola. Eso, sumándole el estrés de tener que hacer diligencias en la República Bolivariana.... pues se pone todo mucho más difícil. Te mando un fuerte abrazo y aunque todavía no lo seas, te doy la bienvenida al club de madres expatriadas. Será una gran oportunidad y ya verás como se adaptarán poco a poco. Estoy a la orden para lo que necesites :)
ResponderEliminarGracias coterránea!!! Me levantas el ánimo, ya queda poco para ser una mamá expatriada así que será una nueva etapa que luego también reflejaré en el blog, ningún inicio es fácil pero allí vamos ¿cierto?
EliminarTienes toda la razón, se hace duro y complicado, mucho ánimo, estar a solas con los niños, nos hace ver muchas veces que tenemos más fuerza y capacidad de la que pensamos en un principio!
ResponderEliminarAsí como lo dices Marta, estar sola con los niños nos hace ver de lo que somos posible hacer y me sorprendo cada día más. Gracias por pasarte y levantarme el ánimo. Abrazos
EliminarCierto, es complicado hacer de mamá y de papá al mismo tiempo. Lo peor de todo es sentir el cansancio y no poder delegar en la pareja. Piensa que es pasajero. Besos.
ResponderEliminarAsí mismo es!!! Tomo tus palabras por delante. Gracias a Dios es pasajero!!!
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