En casa se ha vuelto un ritual tener un rato de cosquillas nocturnas, que es el mayor tiempo que pasamos mamá, papá y bebé juntos durante los días de la semana. La verdad es que me encanta esta rutina, porque antes de ser madre no reía tanto como ahora y posiblemente cuando mi peque crezca lo suficiente, las cosquillas no serán tan frecuentes, pues sus intereses serán otros y por eso aprovechamos estos momentos que ahora reinan en casa.
A veces sólo jugamos Copi y yo, a veces papá se divierte con él, y otras tantas estamos los tres juntos; es decir, dejamos que la risa invada la noche en nuestra habitación familiar y nos olvidamos de todo lo demás; luego que el niño se duerma podremos hacer algunas cosas cotidianas en casa, mientras tanto nuestras relaciones se afianzan cada vez más a través de los juegos que creamos, como conocer las partes del cuerpo, por ejemplo, entre otros que pueden surgir como el enriquecimiento del vocabulario.
La verdad es que me encanta verlo así, súper alegre, no para de reír y hacer expresiones cómicas, no sé porqué siempre he creído que la risa de un niño es súper contagiosa y espontánea, en este momento aprovechamos para que el nos abrace y bese todo lo que no pudo durante el día, nos retribuya las cosquillas, baile y cante junto a nosotros, ciertamente es una terapia antiestrés para todos en casa.
Navegando por la red he conseguido que especialistas en Neurociencias señalan que las cosquillas en los infantes ayudan a la socialización, a la expresión de emociones, generan confianza, bienestar, estimulan los sentidos y el desarrollo emocional, tonifican los músculos y fortalecen el sistema inmune; así que nuestra rutina además de alegrarnos la noche y cambiarnos el humor, es una gran aliada en la crianza de nuestro peque.
Aunque el arroz para el día siguiente no se haya hecho y me tenga que levantar más temprano al día siguiente, que la escoba aún no se haya pasado por casa y tenga que acostarme un poco más tarde que de costumbre, que la lavadora nos espera, entre otras tareas, nada en absoluto puede detener este rato inigualable en familia, todo lo demás puede esperar un poco más pero ese compartir, esa ilusión, ese calorcito que se siente al estar entre risas no lo cambio por nada. Y tú ¿harías lo mismo?
Pues la verdad es que siempre he detestado mucho las cosquillas. Seguramente porque nadie era delicado al hacerlo, las cosquillas en las costillas (que son las más habituales) me hacen mucho daño.
ResponderEliminarPero la verdad es que si a Futuro Bebé las acepta así de bien, ¡estoy dispuesta a hacerle sufrir mucho! Jajaja.
Jajaja!!! Es cierto, a no todo el mundo les agrada y eso hay que respetarlo... A nuestro peque le encanta y a nosotros también, así que en casa las cosquillas mandan. Igualmente hay otras formas de divertirse y estrechar nexos. Abrazos!!
EliminarUn momento genial ;-)
ResponderEliminarTotalmente!!!!
EliminarQue rico!! estas son las cosas que realmente nos hacen sentir vivos.
ResponderEliminarAsí es Andre!! A disfrutar estos momentos que nos brinda la vida. Besos
EliminarME encanta este ritual, me haces recordar que mamá nos hacía lo mismo a nosotros. También recuerdo que después de los 5 años, ya no me divertía tanto que lo hiciera, jajaja.
ResponderEliminarUn beso coterránea :)
Si, por eso hay que disfrutar estos momentos ahora, porque luego todo pasa... El tiempo vuela y nosotros desaprovechamos detalles que parecen tontos pero realmente son muy valiosos para todos los integrantes de la familia. Abrazos!!
EliminarMe encanta lo guapo que se le ve, y lo divertido que está!! Estos mometnos son los que recordará cuando sea mayor!
ResponderEliminarBesos especiales!
Ay muchas gracias Marta!! Ciertamente estos son los momentos que él recordará con creces... Muchos besos desde acá.
EliminarTotalmente de acuerdo! Acá nos tiramos en el suelo y nos hacemos cosquillas y él nos trepa. ES un despiole pero es tan diviertido!
ResponderEliminarOtra mamá que se une al club de las cosquillas... Lo mejor del mundo ¿cierto? Gracias por visitar
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