Mi experiencia con el Exantema Súbito

Cuando tenemos niños pequeños y comienzan las lluvias es común que nuestros hijos se enfermen con regularidad, y mucho más si se encuentran en un centro de educación inicial.


Hace poco entró a casa el Exantema Súbito o Roseola, un virus misterioso que no muchos conocen, pero sí ataca a un gran número de niños entre seis meses y los tres años de edad. La cosa empezó un sábado por la tarde cuando mi peque (de apenas un año recién cumplido) comenzó a moquear, pensamos que podía ser un leve resfriado debido a las frecuentes lluvias, pero no.

La situación empeoró cuando ese mismo sábado en la noche la temperatura corporal de mi niño estaba elevadísima, llegó a 40 grados y empezamos a preocuparnos, pues sólo con el medicamento recetado por la pediatra no cedía, y tuvimos que bañarlo con agua templada y le frotamos los pies y manos, luego lo secamos muy bien y me lo pegué al pecho.

La verdad es que estuvo con fiebres altas por tres días seguidos, pero el proceso de amamantamiento nos ayudó muchísimo a sudar este calor interno, lo cual es de gran ayuda. En este post hablo un poco más sobre cómo actúa la lactancia materna cuando nuestro bebé tiene fiebre.

Al cuarto día pensé que había mejorado y que ya la cosa estaba pasando, la doctora me decía que tenía que esperar 72 horas a ver cómo evolucionaba. Su cuerpito comenzó a erupcionar, su carita enrojeció, luego el pecho y la espalda; incluso llegué a pensar que podía ser sarampión y para despejar dudas, en ese momento lo llevamos a la pediatra, quien lo examinó cautelosamente y nos dio el diagnóstico. 

Debo decir que este virus, antes de que comience su segunda fase, que es el brote de la piel, puede presentar confusión en su diagnóstico debido a los síntomas que además, son bastante similares a otras enfermedades como el dengue clásico, rubéola o sarampión.

He decidido hablar sobre este tema como madre, pues no tengo conocimientos médicos sobre el asunto, pero es necesario que las familias conozcan sobre los posibles virus que pueden afectar a nuestros niños y, que en contados casos, podemos confundir los síntomas.

¿Qué podemos hacer como padres en caso de que este virus ataque a nuestros chiquitos?

- Si la fiebre es muy alta (39,5 o 40 grados) lo primero que debemos hacer es llamar al pediatra de nuestro niño y que nos recete algún medicamento y qué otra cosa podemos hacer.

- Si el niño aún es lactante, pues amamántelo a demanda, esto le ayudará al máximo.

- Lo más importante es no desesperarse en estos casos, sobre todo cuando la fiebre no cede. Ventile la casa, desvista al niño y échele un bañito con agua a temperatura ambiente, pues es mucho más efectivo que los pañitos.

- La parte interna de la boca puede molestar muchísimo y se meten un montón las manos a la boca, por lo que podríamos creer que es algún diente brotando, pero es el mismo virus; por esta razón debemos mantener sus manitos aseadas para evitar que se complique la situación. 

Cuando comience la segunda fase, la erupción puede molestar, aunque hay médicos que dicen que no, mi doctora sí me lo confirmó. Podemos agarrar puñitos de avena en hojuelas y meterlo en una media para frotar un poquito su piel delicada, o durante el baño, hacer el mismo procedimiento pero sin media. Igualmente, su médico puede recetarle algún medicamento que le ayude con el escozor. 

Todos estamos expuestos a los virus, y nuestros hijos mucho más, por eso debemos sobrellevarlo de la mejor manera posible, informándonos y tomando junto a ellos el reposo que se merecen.