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domingo, 1 de junio de 2014

Involucrar a los niños en la cocina si es posible



Quería escribir sobre esto desde hace días porque para mi es un orgullo tener al peque (que aún no tiene dos años de edad) conmigo en la cocina siempre que no estoy haciendo platos muy elaborados y que él me ayude como mejor puede hacerlo, es cierto que a veces hace un desastre, pero no me importa, porque esto se arregla con una limpiada al final; al fin y al cabo, uno siempre termina aseando esta área luego de preparar comidas, ¿o no?

Le encanta el funcionamiento de la licuadora 
Siempre hemos escuchado que NO debemos dejar entrar a los niños a la cocina porque es un lugar peligroso para ellos, debido a las hornillas y el fuego, los utensilios punzantes y demás aparatos que pueden estar en funcionamiento y esto puede generarles algún daño si los tocan. Es cierto, totalmente cierto y no lo voy a discutir, pero todo el tiempo debe ser un no rotundo en nuestras vidas ¿No verdad? podemos involucrarlos cuando el espacio lo permita, si hay un mesón desde el que ellos puedan ver y participar sin estar cerca de la candela, o sencillamente cuando estamos haciendo comidas fáciles y que no necesitan cocción o muy poca, a fin de cuentas lo que cocinamos siempre es para ellos y su buena alimentación.

Amasando masa para hacer arepas
En mi caso particular, yo tengo un mesón amplio donde siento al peque y desde allí puede visualizar todo lo que papá y yo estamos cocinando, de esta manera, yo le voy diciendo todo que estoy haciendo o que cosas hay en la cocina y para que sirven. 

Jugando con harina de maíz
Les doy un ejemplo, voy a la nevera y saco las zanahorias, le digo que es y el color que tiene y aprovecho de comentarle que es muy rica y nos hace fuertes y saludables, dejo que las toque y le voy mencionando los pasos mientras los hago: ahora estoy lavándolas, la raspo si es necesario y corto un palito muy delgadito para que él pruebe, mientras yo como también, si le gusta bien y sino la termino comiendo yo o papá, así hacemos con la mayoría de los alimentos, en ningún momento lo forzamos a probar si no le apetece. Luego, le explico para que las vamos a usar y así hacemos sucesivamente. 

Ayudándome a hacer un batido
Desde pequeñito nos ve y nos dimos cuenta que le encantaba jugar con los envases vacíos que dejábamos a su alcance o con juguetes que vienen en las piñatas, haciendo que estaba cocinando, meneando con la cuchara, tomando de las tacitas, y que ahora él participe de verdad es un gran logro. De esta manera, se involucra mejor en su alimentación, y derrumba ese concepto machista que todavía tienen muchas familias de que la cocina es sólo cosa de mujeres, y aprende desde pequeño que este es un trabajo en conjunto de la familia entera, así como las otras tareas de la casa. 

Igualmente, acepta con más facilidad la incorporación de nuevos platos de comida, no sólo porque nos ve comiéndolos sino porque él siente que ha participado en su elaboración, ya sea viendo el proceso desde el mesón o haciendo cosas pequeñitas y sencillas del trabajo. Por ejemplo, puedes pedirles a tus niños que te ayuden a hacer las ensaladas: lavar la lechuga, secarla y cortarla en pedacitos pequeños con las manos; esto es un trabajo fácil que ellos pueden hacer, mientras tu adelantas otra cosa.

Saboreando una gelatina que hicimos juntos
Para él participar en la cocina es sentirse libre y aceptado, útil y divertido, una forma de no aburrirse mientras mamá o papá cocinan, para nosotros es un medio para que él aprenda y explore, experimente texturas y sabores, de encontrarle un mejor ángulo a la forma de comer y alimentarse, sin miedo a que se ensucie o que haga desastres en la cocina. 

Ahora tengo un nuevo ayudante en mi cocina y lo valoro un montón, porque esto me da ánimo para hacer nuevas recetas y enamorarme aún más de la cocina y la alimentación saludable, pues no me beneficio yo sola, ahora en casa somos tres.  
  


Estos son algunos de sus utensilios de cocina, y de nosotros también

2 comentarios:

  1. Nosotras hacemos arepitas juntas :) Te imaginaras lo que le gusta meter las manos en la masa, y yo contenta de pasarle así nuestras costumbres y tradiciones de alguna manera. Saludos desde Budapest querida coterránea

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    1. Me ha encantado tu comentario, recibiendo las costumbres latinas desde bebé aún estando tan lejos. La verdad es que no sé como consigues harina de maíz en aquel país. Saludos

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