Verde que te quiero verde

“En los entornos más verdes encontramos con que la gente es más generosa y más sociable, observamos fuertes lazos de vecindad social y un mayor sentido de comunidad, más confianza mutua y la voluntad de ayudar a los demás. En cambio, en puntos donde hay menos zonas verdes, hemos comprobado que el índice de violencia, las acciones criminales y los delitos son mayores. A todo ello hay que sumar que, en estos ambientes, las personas sufren más soledad y cuentan con menor apoyo social”, estas fueron las conclusiones a las que llegó un grupo de científicos del Laboratorio de Paisaje y Salud de la Universidad de Illinois, en Estados Unidos.

Incluso, señalan que  la realización de actividades en una zona verde puede reducir notablemente los síntomas el Déficit de Atención-Hiperactividad (AD/HD) en niños.

Tomando estas investigaciones como base puedo decir por experiencia propia que cuando uno se encuentra debajo sentado debajo de la sombra de un árbol, tendido en el césped, caminando a orillas de un lago, disfrutando de un agradable día de playa o escuchando pajaritos en algún parque o plaza, uno automáticamente se siente renovado. 

Definitivamente, estoy de acuerdo con que el concreto es un indicador de estrés para cualquier persona. Vivir encerrado en las cuatro paredes de un cuarto piso, encontrarte diariamente con el smog, el tráfico y el ruido, convivir con el azore de cuanta persona se atraviesa por tu camino y trabajar por horas en un espacio limitado y sin una vista inspiradora puede hacer infeliz a cualquiera. 

Imagínense si desde niños vivimos así, ¿qué queda entonces para el futuro? Poco se recrean fuera de casa porque no hay tiempo suficiente o porque no hay lugares donde pasar un buen rato, lidiar con la escuela, los estudios y los padres cada día de su vida, aislarse en la televisión o los video juegos porque nadie puede llevarle a despejar un rato su mente y respirar un poco de aire y quién sabe cuántas cosas más suelen pasar muchos chicos, cuando llegan a adultos no me quiero imaginar que es de ellos.

Como padres debemos pensar en todo esto y visualizar de qué manera podemos cambiar esos indicadores a través de salidas más frecuentes y que sean a sitios donde se esté en contacto directo con la naturaleza. ¿Cuáles son mis sugerencias? Aquí te doy algunas:

* Lo mejor es tomar este tipo de acciones desde que nuestros hijos son bebés y así sientan un mayor apego por la interrelación con el medio ambiente y su preservación.

* Dejen que los niños exploren con todos los sentidos, es la mejor forma de relacionarse y aprender lo que brinda el entorno en ese momento. Que toquen diferentes texturas, que escuchen como suenan las hojas secas, el trinar de los pájaros, que vean las diferentes tonalidades que existen en el hábitat, que huelan el olor a fresco, aire puro, a tierra, a mar.

* Es bueno descalzar a los pequeños, así se descargan energías estancadas, además, cuando se camina o corre descalzo en la hierba o en la arena de la playa existe una integración con la Madre Tierra. Esta es una de las mejores recomendaciones para aliviar enfermedades y trastornos.

* Que se ensucien un poco con tierra, con agua o con arena, no les pasará nada. Esto es bueno para su proceso de experimentación y aprehensión. 

* Que se sientan libres de moverse, de girar, de correr, de lanzarse, de rodar, de saltar, de gritar. Son cosas que normalmente no hacen en casa o en cualquier otro lugar. 

* Una exposición moderada a la luz solar es conveniente y saludable ya que la vitamina D se fabrica en nuestro organismo gracias a la acción de los rayos ultravioletas (UVA). Si el sol está muy potente, aplíquele protector solar.

* El ambiente permite el juego entre su hijo y otros niños, o entre usted y su retoño. ¿qué más puede pedir? La unión familiar trae felicidad.

* No hay mejor forma de aprender ciencias de la naturaleza que experimentando por su propia cuenta; lo que favorece a motivarse a estudiar más debido a que ya no es algo irreal de lo que se habla en la escuela, sino que el niño lo vive por medio de su relación directa con el medio ambiente.

* Usted sentirá a su hija o hijo más positivo, con una vitalidad increíble y un amor por la naturaleza en toda su extensión.

Estos y muchos más argumentos pueden sacarse sobre este tema que es vital para toda familia, pues vivimos en una sociedad de cemento y debemos cambiar esa mentalidad cerrada, negativa, apagada y pasiva que nos ha caracterizado con la urbanización. 

Rescatemos ese amor por la naturaleza, pues ella nos brinda lo mejor de sí para hacer de cada uno de nosotros un ser humano feliz, pleno y saludable. Este es uno de los mejores regalos que usted puede darse a sí mismo, a sus hijos y a su familia.  

En nuestra ciudad podemos encontrar sitios bellos que podamos disfrutar con nuestros hijos
Estas son algunas de las bellezas de la naturaleza que hay en mi localidad