Incentivar el ahorro de energía en nuestros hijos

El 5 de marzo es el Día Mundial de la Eficiencia Energética y en mi mente surgen varias preguntas: ¿realmente estamos inculcando valores de ahorro de energía a nuestros hijos? Si es cierto ¿de qué manera? O ¿sólo le dejamos este tema a la escuela porque es parte de su responsabilidad? 

Me enfoco en este tema porque estoy consciente de que muchos no le dan la importancia que realmente requiere y actúan desinteresadamente, sin darse cuenta que hay un mañana por delante y en él no sólo estará la Madre Tierra sino también nuestras futuras generaciones.

Es cierto que se ha hecho un esfuerzo enorme por hacer equipos y artefactos altamente eficientes que consuman un mínimo de electricidad pero esto no basta. Es necesario actuar desde dentro, porque como saben la ley entra por casa; sólo así será posible proceder con verdadera convicción.

En realidad este es un tema que me produce piquiña, sobre todo cuando voy de visita a casas que en plena luz del día tienen luces encendidas quién sabe porqué si todo se ve perfectamente, televisores hablando solos, un congelador en plena sala, que no provoca ni moverte, si, estoy hablando del aire acondicionado, abre y cierra la nevera a cada rato, tanto que parece un abanico, una música a lo lejos me indica que la radio está sonando y pare usted de contar.

En cierta medida, me encuentro con este panorama casi a diario y la verdad no me explicó porqué la(s) persona(s) no se dan cuenta de que cometiendo un error. La única respuesta válida es: no tenemos cultura de ahorro, por lo menos en Venezuela es así, y allí es cuando le doy gracias a mi madre por haberme enseñado el valor de la energía con un solo click. 

Hasta mi abuela decía que vivíamos como vampiros porque no encendíamos las luces sino sólo cuando era necesario, es que la gente no sabe utilizar la energía y cree que eso es algo mágico que llega de la nada.

Hoy reflexiono sobre como mi manera de actuar influye más adelante en el comportamiento de mi hijo. Si yo soy su ejemplo, él será un hombre consciente de este tema y le transmitirá esta enseñanza a sus hijos, y así sucesivamente. 

Ahora, yo le pregunto ¿es usted derrochador o ahorrador de electricidad? ¿De qué manera podemos inculcarle a nuestros pequeños esta cultura? A continuación te daré algunos tips para hacerte el camino más fácil:

* Conversa frecuentemente con tus niños sobre la importancia de este recurso, cuando estén viendo algún programa de televisión juntos, de camino a la escuela, o de paseo por algún parque. 

* Siembren una planta juntos para aprender a valorar la madre naturaleza y los recursos que obtenemos de ella.

* Pueden hacer una obra de teatro o musical en casa referente al ahorro de energía, también una tanda de adivinanzas o mímicas.

* Leer cuentos que contengan este mensaje son una gran opción. 

* Los juegos de mesa son una buena alternativa para reunir a la familia y ahorrar la energía que empleamos con aparatos como el televisor, juegos de video y computadores. Además, se pueden hacer manualidades como juegos de memoria, cartas, rompecabezas, entre otros que incentiven el ahorro de la electricidad.

* Hacer dibujos en casa sobre el ahorro de energía y estamparlos en la nevera o la habitación pueden ser de gran ayuda.

* Pueden implementar una estrategia sencilla de quien apague mayor número de luces o artefactos que no se estén utilizando por un tiempo establecido recibirá alguna recompensa como una comida favorita hecha por mamá, un pequeño masaje de pies o espalda, un postre casero o un helado fuera de casa, son cosas que realmente valen la pena.

* Realizar tareas del hogar en conjunto pueden reforzar la cultura de ahorro energético, como por ejemplo, clasificar las piezas que van en la lavadora y ver la cantidad correcta, tender la ropa cuando hace sol para no tener necesidad de usar secadora, pedirle que te ayude a doblar o guindar lo que vayas a planchar; que introduzca los alimentos dentro de la licuadora con tu supervisión para que vea como deben ir los alimentos a procesar. Esto facilitará mucho su aprendizaje.

Estas y muchas otras herramientas pueden cambiar la cultura de una persona, una familia, un país y el planeta. Sólo nosotros podemos transformar nuestra realidad.