La hallaca es un plato criollo de la cocina venezolana que se degusta en época navideña. Lleva una amplia gama de ingredientes y su elaboración es gradual; por eso es un receta que se presta para elaborarla en familia, tal como se acostumbra en nuestro país, cada integrante tiene una tarea específica y la reunión sirve para compartir momentos mágicos, por ello siempre será considerado un día especial que va acompañado de baile, gaitas, aguinaldos, brindis, entre otros pormenores.
Por doquier abunda el platillo navideño, acompañado en ocasiones con pan de jamón, pernil o asado y ensalada de gallina. En la casa del vecino, en la oficina, en las fiestas decembrinas, en la calle, en las ferias, por encargo y pare usted de contar está presente la hallaca.
Todo el mundo te ofrece probarla y aunque esté muy buena de sabor y presentación nunca será comparable con la que hace mamá, porque debemos estar conscientes que ese sabor está inmerso en nuestro paladar desde que somos bebés... Cuántas veces no hemos probado alguna comida casera que nos trae recuerdos de la infancia; lo que me hace pensar en lo vital que es crear un vínculo afectivo a la hora de la comida de los pequeños no sólo para que los alimentos sean digeridos con mayor facilidad sino también para saber cómo es la alimentación en la edad adulta y cómo la relacionamos con nuestro hogar.
En ocasiones, nos encontramos con personas que no comen esto o aquello, qué prefieren la comida chatarra por la inmediatez o porque hubo poca influencia de comida en casa, que comen alimentos de alguna manera específica, entre muchos otros casos que pueden mencionarse. Lo cierto es que cuando nos convertimos en madres tratamos de graduarnos de cocineras para nuestros hijos, en especial cuando son pequeños y vienen las mil y unas para que aprendan a comer "de todo" y de allí surgen las comidas en forma de figuritas, pequeñitas, con colores vivos, de sabores espectaculares, etc.
Como niños vamos probando y aceptando o rechazando alimentos, lo importante es que la sazón de mamá viene desde que probamos nuestro primer bocado de su mano, acompañado del olor que emana de los fogones de la casa, lo que le da un toque característico. No había pensado en todo este tema hasta hoy, cuando me reuní con mi mamá, mi abuela y mi prima para hacer las tradicionales hallacas, yo siempre acompañada de mi Copi de apenas cuatro meses, y aunque él aún no pueda probar bocado de este suculento plato navideño, su naricita experimentó los aromas que quedan impregnados en la casa; por lo que año tras año él irá relacionando este olor a la manera de cocinar en nuestra familia… Por eso, siempre rezará el dicho: "La mejor hallaca la hace mi mamá".
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